Queridos hermanos

Adentrados en el periodo estival bien parece que la jovialidad y la alegría propias del verano
avanzan al compás de los rayos de esperanza e ilusión que, con incertidumbre aún, van
dejando atrás a las clamorosas huellas de una pandemia que sin duda marcará nuestras vidas
para siempre.

No es aún momento de gritar victoria en esta encarnizada y persistente lucha contra el
contumaz Covid. Sin embargo, viendo ya una luz emergente en ese horizonte esperanzador
que presenta nuestro futuro próximo, quizá sí sea el momento de reflexionar sobre este
pasado reciente. Quizá sea el momento de abordar, con los ojos de la Fe y con la mirada
atemperada por el Amor del Padre, los renglones que esta dura experiencia ha escrito en
nuestras vidas, y, guiados por la fuerza de nuestro Cristo Yacente, dejarnos llevar al punto de
madurez personal que nos permita hacer que convivan en nuestro interior la ilusión y el
entusiasmo de un futuro prometedor con el prudente y respetuoso recuerdo de un dolor bien
aprehendido.

Por segundo año consecutivo hemos tenido que prescindir de nuestro desfile. Sin embargo,
nuestra Hermandad continúa viva, y lo seguirá estando en la medida en que habite en el
corazón de cada uno de los hermanos. Procesionar no es solo vestirse de estameña una vez al
año. Procesionar es exteriorizar con respeto, orgullo y dignidad la comunión de los hermanos
con nuestro Cristo Yacente y lo que Él representa. Todos hemos procesionado estos meses con
nuestro corazón, y lo seguimos haciendo unidos a todos los hermanos en Cristo Yacente, allá
donde estemos,  en cada momento de nuestras vidas, en nuestro trabajo, en nuestras
familias…, todos, unidos por la Hermandad, seguimos desfilando, transponiendo aquellos
momentos de reflexión y experiencia de Jesús, que vivimos cada Jueves Santo, a nuestras
respectivas y particulares vidas que en cada momento han de estar impregnadas por ese
espíritu que caracteriza a cada hermano del Yacente.

La Hermandad, a través de su Cabildo Menor y el Patronato de su Fundación, ha estado
trabajando intensamente y lo sigue haciendo para que su vida pueda retomar esa dimensión
más visible que todos anhelamos, preparando un calendario de actos que, si Dios quiere,
culminarán pronto con la vuelta a la celebración de nuestro desfile procesional. Pero todo ello
depende inevitablemente de la agenda que nos marque la Pandemia. Mientras tanto nunca
dejéis de “desfilar”.

Os animo a que disfrutéis este periodo estival con la mesura que aconseja la prudencia, con la
intensidad del corazón apasionado e ilusionado, pero también con el reflexivo y respetuoso
recuerdo de la experiencia vivida y las lecciones aprendidas, teniendo presente vuestra
condición de “hermanos del Yacente”…. de caballeros y hombres de Fe.

Hermano, piensa siempre que a cada instante de nuestra vida siempre habrá “un templo”
cuyas puertas se abrirán ante ti y, si escuchas tu corazón, podrás oír… como cada Jueves
Santo…  esa voz …. “Abrid las puertas ... estamos en procesión”. Recuerda que no es el hábito
el que hace al buen hermano.

Con cariño sincero y los mejores deseos, os abraza vuestro hermano Notario

Pedro Carril García

Hermano Notario